Un postre equilibrado, cremoso y rendidor para compartir
🧁 Introducción
Cuando queremos llevar un postre que guste a todos, pero sin caer en algo demasiado pesado o excesivamente calórico, el cheesecake frío de fresa es una opción ideal.
Es cremoso, fresco y elegante, perfecto para acompañar comidas especiales donde ya hay otros platillos abundantes, como la clásica ensalada de manzana.
📝 Ingredientes
Para la base:
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200 g de galletas María
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90 g de mantequilla derretida
Para el relleno:
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2 paquetes de queso crema (190 g c/u), a temperatura ambiente
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1 taza de yogurt griego natural
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¾ de taza de leche condensada
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1 cucharada de jugo de limón
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1 cucharadita de vainilla
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2 sobres de grenetina (14 g)
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½ taza de agua para hidratar la grenetina
Para la cubierta:
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2 tazas de fresas naturales
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2 cucharadas de azúcar (opcional)
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1 cucharada de jugo de limón
👩🍳 Preparación paso a paso
1️⃣ Base
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Tritura las galletas hasta hacerlas polvo.
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Mézclalas con la mantequilla derretida.
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Coloca la mezcla en un refractario o molde desmontable, presionando bien.
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Refrigera mientras preparas el relleno.
2️⃣ Relleno
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Hidrata la grenetina en el agua y deja reposar 5 minutos.
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Derrítela a baño María o en microondas (sin hervir).
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Bate el queso crema hasta que esté suave.
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Agrega el yogurt griego, la leche condensada, la vainilla y el jugo de limón.
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Incorpora la grenetina derretida poco a poco, batiendo constantemente.
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Vierte la mezcla sobre la base.
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Refrigera mínimo 4 horas o hasta que esté firme.
3️⃣ Cubierta de fresa
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Licúa las fresas con el azúcar y el jugo de limón.
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Cocina a fuego bajo 5–7 minutos hasta que espese ligeramente.
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Deja enfriar y coloca sobre el cheesecake antes de servir.
🍰 ¿Para cuántas personas rinde?
👉 12 a 14 porciones, ideales para compartir sin que sobre demasiado.
🌱 Beneficios de este cheesecake
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✔ Más ligero que un cheesecake horneado
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✔ Aporta proteína gracias al yogurt griego
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✔ No empalaga
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✔ Ideal después de comidas abundantes
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✔ Se puede preparar con anticipación
💡 Tips prácticos
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Puedes usar queso crema reducido en grasa sin afectar la textura.
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Si lo transportas, llévalo bien frío en una hielera pequeña.
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Para versión menos dulce, reduce un poco la leche condensada.
✨ Conclusión
Este cheesecake frío de fresa es el equilibrio perfecto entre sabor, frescura y ligereza.
Un postre que luce bonito, gusta a todos y te permite disfrutar sin sentirte pesada después.



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